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Crónica de una alegría anunciada

En un estadio repleto y a falta de dos jornadas para el final, el River de Martín Demichelis venció a Estudiantes y se consagró campeón cerrando una Liga "monumental".

Martín Demichelis consiguió su primer título como director técnico de un equipo profesional.

Sí. Demichelis merece estar en la portada. El técnico de River es el principal responsable del trofeo número setenta de la gloriosa vitrina riverplatense. No sólo por el estilo con el que ha impregnado a su equipo, sino que además por animarse a suceder a uno de los entrenadores más memorables de la historia del fútbol argentino.

Sin ningún lugar a duda, el conjunto Millonario se dio el lujo de caminar hacia el título en tan sólo 25 fechas. A modo peyorativo, podría decirse que jamás sintió la presión de sus rivales, cuyos niveles futbolísticos fueron demasiado irregulares. Por el contrario, resulta preferible destacar la diferencia que la propia "Banda" edificó en base a aprendizajes continuos.

En estos meses de competencia, River tuvo múltiples falencias defensivas. Sin embargo, muy pocos han sido capaces de aprovecharlas. Argentinos Juniors, Talleres, Barracas Central y San Lorenzo supieron jugarle de igual a igual, pero ninguno de ellos fue capaz de vencer a los mismos rivales a los que el conjunto de Núñez les ganó con absoluta supremacía.

Con la obligación de analizar el recorrido completo, la caída con Arsenal en el arranque del campeonato ha sido, indudablemente, un punto bisagra para el ciclo. A partir de pruebas y errores, el conjunto riverplatense empezó a convertirse en un equipo maduro. Aun sin haber alcanzado la firmeza defensiva deseada por su entrenador, aquella derrota permitió vislumbrar en qué lugares debía ajustar imperiosamente. Las estadísticas, para colmo, convalidan lo dicho hasta el momento: desde aquel encuentro, River ganó todos los partidos que jugó en su estadio.

En una de sus conferencias como DT del Millonario, de hecho, Demichelis se mostraba convencido de que su prioridad estaba en “darle al equipo una solidez defensiva sin negociar ir para adelante”. Con un segundo semestre que tendrá a la Copa Libertadores como la mayor aspiración, se tendrá que trabajar para acreditar la primera parte de dicha afirmación.

No obstante, el hecho de que esta haya sido la primera experiencia del ex zaguero de la Selección Argentina al mando de un plantel profesional no debe menospreciarse. En esa serie de "aprendizajes continuos", también hay que contemplar que el técnico millonario está moldeando su propio perfil de entrenador, y haber conseguido un título en dicho proceso demuestra la existencia de una interesante base para el crecimiento.

"Este es el típico campeonato que River gana con dos o tres fechas de antelación", murmuraba un fanático riverplatense en la salida del estadio Monumental tras el triunfo que el equipo de Demichelis había conseguido ante Godoy Cruz en la fecha 7 de la vigente Liga Profesional. Y tenía razón.

Desde un principio parecía claro que, de hacer bien las cosas, River terminaría consagrándose. Pero cuidado. Sería un error estrepitoso caer en la trampa de que ello no haya implicado un trabajo minucioso, con la labor de un técnico preparado y dispuesto a enfrentarse a un desafío grandilocuente.

De este modo, está claro que el Millonario se puso el mote de Campeón desde antes de convertirse en tal. Y aunque ello podría pasar por alto, el mérito de conseguirlo es incluso mayor al de haberse consagrado, ya que denota una autoridad colosal. Fiel a su historia, la "Banda" gozó de un estilo futbolístico con el que justificar su título.

Con dos fechas por disputarse, River ha sido el equipo más goleador de la Liga Profesional [45].

Así, River fue ampliamente superior al resto, pero también consiguió sobrepasar las expectativas puestas sobre sí mismo. La salida de Marcelo Gallardo había imbuido a la institución en un marco de incertidumbre al que debía hacerle frente. Lejos de querer romper con lo hecho por el Muñeco, la nueva conducción optó por darle continuidad. Y funcionó.

Ahora bien, lo cierto es que no sólo se buscó seguir la misma línea desde el punto de vista futbolístico. El modelo riverplatense reciente exigía una mancomunión absoluta entre cada uno de sus integrantes. Los jugadores fueron siempre conscientes del lugar que ocupaban y se apoyaron mutuamente, logrando que los errores de unos sean compensados con las virtudes de los otros.

Por otra parte, la correspondencia también incluyó al hincha. El fanático de River se ha sentido, en su mayoría, identificado con este equipo. Cada fin de semana más de ochenta mil aficionados colmaron la capacidad de un estadio que, aún con las últimas remodelaciones realizadas, siguió dejando camisetas rojiblancas afuera.

En un campeonato común y corriente, Talleres o San Lorenzo hubiesen sido campeones. Pero el torneo de River no fue normal. Ni por los puntos conseguidos ni tampoco por los niveles alcanzados. De 25 partidos disputados, el Millonario ganó 18. Beltrán (máximo goleador de la "Banda" en la Liga con once tantos), Aliendro (el mejor volante de la competencia) y Barco (probablemente, el más desequilibrante) se destacaron por sobre el resto, pero la gran mayoría de los futbolistas tuvieron pisos futbolísticos verdaderamente altos.

Con la necesidad de solucionar los errores defensivos y en las puertas de un nuevo mercado de pases, el desafío estará en trasladar la hegemonía local al plano internacional. Haber alcanzado el campeonato representa, sin dudas, un gran estímulo para conseguirlo. Jugadores, cuerpo técnico, hinchas y dirigentes son conscientes, ahora, de que aspirar a un buen funcionamiento tiene su merecida recompensa. Quizás, este haya sido el comienzo de una nueva historia hermosísima.


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